"En la profesión de la gestión sanitaria, a diferencia de otras profesiones, no están suficientemente clarificados los conocimientos, habilidades y actitudes, que la configuran. Entre los médicos, cuando deben operar, existe de hecho consenso, sobre cuál debe ser el cirujano que lo haga. En cambio, no está claro cuál es el mejor gestor sanitario. La gestión sanitaria pública en España es, en realidad y en la mayoría de los casos, una administración burocrática y el gestor público un experto en el laberinto normativo y procedimental." La gestión sanitaria presenta dificultades que es necesario abordar de forma urgente y que ha explicado durante el Congreso Nacional de la SEMPSPH Juan Manuel Beltrán, jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Universitario La Fe de Valencia.
Durante su intervención ha quedado claro que el primer reto al que debe enfrentarse la gestión y administración sanitaria es la de la profesionalización del gestor sanitario.
Los especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública son los únicos especialistas médicos vía MIR que están formados obligatoriamente en gestión y administración sanitaria, planificación y evaluación de sistemas y centros sanitarios, así como en calidad asistencial, epidemiología, metodología y gestión de riesgos sanitarios.
Es por ello que desde el principio dicha especialidad médica desarrolla las capacidades, habilidades y aptitudes para desempeñar todas las competencias que requiere un Gestor Sanitario. "Por ello, son una opción excelente para solucionar el gran problema histórico de la profesionalización de la Gestión Sanitaria" – insiste Beltrán Garrido.
Los servicios sanitarios tienen una importancia relativa menor que la biología, los factores de entorno y los estilos de vida en la producción de salud. Sin embargo la inversión en servicios sanitarios es muy superior (del orden de 100 a 1) que la que se dedica a la promoción de estilos de vida saludables.
Es necesario señalar que la contribución de la medicina a la salud no es nada despreciable: de los 30 años de esperanza de vida (de 45 a 75 años) ganados por los ciudadanos de los Estados Unidos durante el siglo XX, un año y medio es atribuido a los servicios sanitarios preventivos (vacunas y detección precoz de la hipertensión y cáncer, principalmente) y otros tres y medio o cuatro años adicionales son fruto de los servicios médicos curativos, siendo el tratamiento de la hipertensión y de la diabetes los que más han contribuido a prolongar la esperanza de vida.
Para Beltrán Garrido "la medicina ha contribuido en casi un veinte por ciento, a aumentar la esperanza de vida, debiéndose atribuir el ochenta por ciento restante a la mejora de las condiciones del entorno (nutrición, vivienda, saneamiento y salubridad, etc.) y a la mejora de los estilos de vida. En los países más ricos es donde encontramos los factores de Lalonde más determinantes de las diferencias en salud. En este contexto, el 25% de personas mayores de 65 años, pueden llegar a padecer hasta cuatro enfermedades crónicas, absorbiendo este tipo de patologías un 75% del gasto en el sistema sanitario español."
"Por todo ello –concluye Beltrán Garrido- la Medicina Preventiva y la Salud Pública, la prevención primaria, secundaria y terciaria, son la base de los sistemas actuales de gestión basados en la cronicidad."