La incidencia de gonorrea está aumentando rápidamente en muchos países, mientras que la resistencia a los antibióticos dificulta el tratamiento. Combinado con la evidencia de que las vacunas contra el meningococo MeNZB y Bexsero probablemente protegen parcialmente contra la gonorrea, esto ha renovado el interés en una vacuna contra el gonococo, y varias candidatas están en desarrollo. Las preguntas clave son cuán protectora debe ser una vacuna, cuánto tiempo debe durar la protección y cómo debe ser dirigida. En esta evaluación, publicada en la revita Clinical Infectious Diseases, se analiza el impacto potencial de la vacuna y la viabilidad de lograr el objetivo del 90% de reducción de la OMS en la incidencia de gonorrea entre 2016-2030, comparando estrategias de vacunación realistas en una variedad de escenarios de eficacia de la vacuna y duración de la protección, y la aparición de gonorrea ampliamente resistente.
Se desarrolla un modelo dinámico de transmisión estocástico, incorporando infección asintomática y sintomática y comportamiento sexual heterogéneo en hombres que tienen sexo con hombres (HSH). Se utilizan datos de Inglaterra, que tiene un sistema de vigilancia nacional consistente y completo. Utilizando los métodos de partículas de Markov Chain Monte Carlo, se ajusta el modelo de incidencia de gonorrea en 2008-17, y luego se emplea el pronóstico bayesiano para examinar una amplia gama de escenarios.
Incluso en el peor de los casos de infección emergente que no se puede tratar, el objetivo de la OMS se puede lograr si todos los HSH que asisten a clínicas de salud sexual reciben una vacuna que ofrece una protección ?52% durante ?6 años. Una vacuna que confiera un 31% de protección (como se estima para MeNZB) durante 2-4 años, podría reducir la incidencia en 2030 en un 45% en el peor de los casos, y en un 75% si> 70% de la gonorrea resistente sigue siendo tratable.