Mycobacterium tuberculosis ha sido y sigue siendo una de las principales causas de muerte a lo largo de la historia de la humanidad. En 2016 fue el agente infeccioso que, por sí solo, causó el mayor número de fallecimientos. Sin embargo, muchos de los casos de tuberculosis no se diagnostican y muchas de las muertes que causa no se asignan correctamente, por lo que la mortalidad global de la enfermedad debe estimarse usando modelos matemáticos y estadísticos.
Enfermedades infecciosas en ChinaLa discrepancia en las estimaciones de muertes globales por tuberculosis entre la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) se debe a diferencias de metodología y en fuentes de datos usadas por cada institución. Las variaciones son considerables en números absolutos para una docena de países, según un nuevo estudio liderado por ISGlobal, centro impulsado por la Fundación Bancaria "la Caixa".
Mientras que la OMS calculó que en 2015 causó 1,8 millones de muertes; el IHME, que realiza los estudios de carga global de la enfermedad (GBD), estimó 1,3 millones de muertes para el mismo año.
Esta diferencia de cerca de medio millón de muertes podría tener un impacto importante sobre el diseño y evaluación de intervenciones de salud. Los resultados subrayan la necesidad de mejorar la calidad de las estimaciones en estos países para apreciar la verdadera carga de la enfermedad y diseñar políticas sanitarias adecuadas.
Alberto García-Basteiro y Joe Brew, investigadores de ISGlobal, analizaron el porqué de estas diferencias en las estimaciones. Compararon las bases de datos de la OMS y del IHME para 2015, analizaron la metodología usada por cada institución e intentaron ver qué factores se asociaban a las diferencias observadas.
Encontraron que, para la mayoría de los países, las estimaciones eran similares. Sin embargo, detectaron diferencias notables en el número absoluto de muertes para una docena de países, entre los cuales destacan Nigeria, Bangladesh y Tanzania.
Además, identificaron otros países de menor incidencia de tuberculosis (tales como Azerbaiyán, Islas Marshall, Timor Leste, Papúa Nueva Guinea o Egipto), donde la diferencia de estimaciones entre las dos instituciones, en relación a su carga de enfermedad, es considerable. La forma en que se estima la tasa de detección, así como el uso de estudios de prevalencia de tuberculosis, podrían desempeñar un papel fundamental en las diferencias observadas.
"Los esfuerzos realizados por ambas instituciones para estimar la carga de la enfermedad son importantes y necesarios", señala García-Basteiro. "Sin embargo, estos resultados identifican una serie de países donde se requiere redoblar esfuerzos para mejorar las estimaciones y así ayudar a las autoridades sanitarias correspondientes a entender la magnitud del problema en su país y priorizar actividades de control."
Los autores también llaman a la comunidad internacional a invertir en el desarrollo o mejora de registros de mortalidad y sistemas de vigilancia en todo el mundo. "El simple hecho de que este tipo de análisis se pueda haber hecho es motivo de celebración", señala en un comentario adjunto el experto Peter J Dodd.
"Ninguna de las estimaciones debe considerarse como autoridad absoluta. Las áreas de incertidumbre no deben ser pretexto para subestimar la necesidad global de mejorar el control de la enfermedad", concluye Dodd.